“Estoy mondao, llave, tengo 10 en Nequi”, le responde el alcalde Álex Char al reconocido influenciador Juanda Caribe, quien le había pedido plata para comprar una botella de licor. El video, grabado durante un evento del Carnaval de Barranquilla, fue publicado en la cuenta de Instagram del humorista y alcanzó 1,8 millones de visualizaciones.
La escena parece espontánea, pero forma parte de una millonaria estrategia de publicidad del alcalde Char con influenciadores para mantener su imagen positiva y promocionar programas de la Alcaldía de Barranquilla. La Silla Vacía y La Contratopedia Caribe* identificaron que, en año y medio, Char ha destinado unos dos mil millones de pesos para ese tipo de creadores de contenidos.
La estrategia contrasta con una relación cada vez más fría con la prensa local. Este año Char solo ha dado dos entrevistas y pocas declaraciones, sus funcionarios no suelen tener autorización para hablar con los medios y los periodistas locales no son invitados a la gran mayoría de eventos de la administración. Incluso, frente a las denuncias de corrupción y crisis que ha sufrido la ciudad, como el apagón de varios días el año pasado, Char ha optado por el silencio.
Mientras eso pasa, los influenciadores se han convertido en los principales amplificadores de su gobierno, una práctica que no es exclusiva de Barranquilla y que marca un cambio en las comunicaciones de los políticos.
El silencio de Char en los medios
Los reporteros que desde hace años cubren Barranquilla, incluso quienes han tenido mayor cercanía a sus administraciones, han notado un cambio en el alcalde Char. Pasó de compartir bus con periodistas a ni siquiera invitarlos a los eventos institucionales.
En Barranquilla la estrecha relación entre Char y la prensa, sostenida en muchos casos por la pauta publicitaria, ha condicionado la vigilancia periodística. Pero ahora, aunque el contrapeso sigue siendo poco, el mandatario ha reducido la pauta y su contacto con los medios locales.
Una periodista, que pidió no ser citada para evitarse líos, describió así el cambio: “En el primer gobierno era como un amigo. Todos los días había agenda de prensa. Había un bus para la prensa, y él se subía. Hasta nos cargaba y nos escondía el bolso”, dice. En su segundo periodo, describe a Char como más cordial y menos amigable, pero aún así con acceso a él y a sus funcionarios. Además, seguían siendo invitados a todos los eventos.
Sin embargo, al menos cinco periodistas locales coinciden que con Char III la relación es casi nula. Lina Robles, directora de El Caimán, dice que el alcalde “tiene una agenda que nadie conoce”. Basada en su cubrimiento, Robles asegura que “los secretarios no pueden hablar. La única voz visible es la del alcalde y la de algunos como el secretario de Gobierno. Pero a los eventos no invitan a la prensa”.
A los periodistas la información no les llega a través de declaraciones directas o ruedas de prensa, sino por boletines enviados por Whatsapp. Muchas veces se enteran de los eventos por las publicaciones de la Alcaldía en redes sociales.
La actitud distante de Char con los medios coincide con una serie de denuncias de corrupción en su contra que tocaron su esfera personal. Durante su precampaña presidencial, en 2022, se confirmó su relación extramatrimonial con Aída Merlano, lo que lo obligó a pronunciarse sobre ese vínculo y las acusaciones de corrupción electoral que la excongresista venía haciendo desde 2020. Eso revivió el escándalo mediáticamente, pues Merlano ventiló nuevas pruebas en contra de Char.
Durante el último año también han surgido dos denuncias de corrupción de sus exaliados, Héctor Amarís, conocido como el “Oso Yogui”, y Samuel Tcherassi.
A la par de esos cuestionamientos, la alcaldía de Char ha seguido invirtiendo millonarios recursos publicitarios en medios nacionales, como Caracol Radio y W Radio, y en el periódico más conocido del Caribe, El Heraldo. Sin embargo, le ha restado pauta a los medios más pequeños para reforzar su estrategia digital a través de influenciadores.
Esa reducción de la pauta se ha visto reflejada en los contratos firmados por la Alcaldía con Coopercom, una cooperativa que se encarga de distribuir parte de la publicidad entre los medios locales. En los dos últimos años del segundo gobierno de Char, esa cooperativa recibió 6.500 millones de pesos en dos contratos entregados a dedo, mientras que en este año y medio de su tercer mandato ha recibido 5.250 millones de pesos.
El golpe es aún más grande si se tiene en cuenta que entre 2022 y 2023, durante el gobierno de Jaime Pumarejo, Coopercom recibió 12.700 millones a dedo en contratos de la Alcaldía y la Agencia de Infraestructura Distrital (ADI). Es decir, 142 por ciento más de lo que ha recibido de esas dos entidades con Char III.
Más allá de eso, Char ha logrado esquivar las preguntas incómodas apareciendo en medios en los que ha pautado o que, por decisión editorial, no mencionan las denuncias de corrupción que lo involucran. Además, los cuestionarios periodísticos sobre esos hechos tampoco son respondidos por la administración, al menos que sean enviados a través de derechos de petición.
Ahora Char prefiere comunicarse a través de influenciadores.
Los influenciadores al alza
Los influenciadores están presentes en los principales eventos de la agenda de la Alcaldía de Char. Por ejemplo, se les ha visto en la inauguración de la playa de Puerto Mocho, en la dotación para la Fábrica de la Cultura y en la celebración del cumpleaños de Barranquilla.
También han estado en eventos como el Festival del Frito. Desde el Malecón del Río, Char grabó un video con los creadores Iro Ramírez y Giselle León. Abrazados, gritan “Festival del Frito a otro nivel” y hacen un recorrido por los mejores platos de la actividad. Con champeta de fondo muestran carimañolas, empanadas y deditos; y el alcalde y los influenciadores se hacen
El video es fresco y divertido, y hace parte de un millonario contrato que la Alcaldía firmó este año e incluye mil millones de pesos para marketing de influenciadores.

Según se explica en el contrato, los mil millones de pesos están destinados a influenciadores y microinfluenciadores que hagan reels, reseñas y se pongan la camiseta de la Alcaldía para promover los eventos.
En un primer informe de ejecución de ese contrato consta que la Alcaldía focalizó la inversión en seis grandes perfiles, sin especificar el pago de cada uno. Juanda Caribe (2,8 millones de seguidores en Instagram), Felipe Saruma (11 millones en Tik Tok), El Sebastucho (2,3 millones en Tik Tok), Giselle León (1,9 millones en Tik Tok), Iro Ramírez (517 mil en Youtube) y El Propio Tavo (180 mil en Instagram). Además, estos recursos incluyen costear a microinfluenciadores.
Los influenciadores contratados por la Alcaldía no tienen un perfil político. Publican contenido humorístico, recomiendan lugares y platos de comida, y cuentan los quehaceres de su vida cotidiana. Son figuras a las que millones de usuarios ven sin prevención política y en cuyos contenidos creen.
Algunos de los videos que publican esos creadores de contenido están enlazados con las cuentas institucionales de la Alcaldía de Barranquilla. Sin embargo, en ningún momento es explícito que se trata de un acuerdo publicitario.
De hecho, uno de ellos, Saruma, le agradeció en un video al alcalde por invitarlo a un recorrido por la Fábrica de la Cultura. Pero más que una invitación era un compromiso publicitario. Ese video aparece como evidencia de cumplimiento en uno de los informes del contrato de mil millones con influenciadores.

Otra que aparece frecuentemente en los videos con influenciadores es Ana María Aljure, la gerente de ciudad y quien está en el sonajero para ser la sucesora de Char en 2028.
Ese contrato con influenciadores lo maneja la empresa Análogo SAS, cuyo propietario es Habib Aljure, según consta en la Cámara de Comercio de Barranquilla. La familia de Aljure es dueña de la encuestadora Datanálisis, que tiene cercanía con la casa Char.
Además de Análogo SAS, la Alcaldía ha invertido en influenciadores alrededor de mil millones de pesos más, a través de dos contratos con la empresa Sin Filtro SAS, también vinculada a Habib Aljure.
Para el editor del portal La Cháchara, Jorge Sarmiento, el ecosistema de información está cambiando porque “a los medios les está costando llevar un ritmo de productividad y creatividad en el que surgen nuevos jugadores, como los influencers”.
Sin embargo, eso trae consigo nuevos riesgos para la audiencia. Para Sarmiento un síntoma de ese cambio es que “una de las preguntas más respondidas por el alcalde Barranquilla sea que si tiene plata para la vaca de una botella de licor”, algo que es perjudicial para la audiencia. “La gente entra en una espiral de confusión en la que no sabe qué es cierto o no de su realidad, ni qué cosa es periodismo y qué es mamadera de gallo”, dice Sarmiento.
La relación de Char con los influenciadores viene al menos desde la campaña a la Alcaldía. En 2023, cuando Char era fórmula de Eduardo Verano, varios influenciadores participaron en una guerra sucia contra Alfredo Varela, rival de Verano a la Gobernación. Los influenciadores hicieron videos en clave de humor burlándose de Varela.
Aunque en las toldas de Verano negaron cualquier vínculo con esos ataques digitales, en la fiesta de celebración electoral de Char y Verano estuvieron invitados dos influenciadores que cuestionaron a Varela: Juanda Caribe y El Propio Tavo. Hoy ambos tienen vínculo con la Alcaldía a través de Análogo SAS.

Ninguno de los influenciadores mencionados en la historia respondió preguntas de La Silla y la Contratopedia sobre el monto exacto que les han pagado, y si consideraban transparente con su audiencia omitir que los videos son de carácter publicitario. La Alcaldía de Barranquilla tampoco respondió preguntas sobre la nueva estrategia de comunicaciones.
Según dos charistas, la llegada de los influenciadores a la esfera de Char se dio a través de Hansel Gómez, un exlocutor de la Organización Radial Olímpica. Gómez ahora coordina la estrategia digital del gobierno de Char, pese a no tener un contrato formal con la Alcaldía.
El caso Char muestra un giro en las comunicaciones de los políticos, en la que los medios son menos importantes que los influenciadores, figuras con millones de seguidores, que crean videos entretenidos y no hacen preguntas incómodas.
*Esta historia se escribió en alianza con La Contratopedia Caribe.